sábado, 11 de abril de 2015

Trastornos del sueño: TERRORES NOCTURNOS

Un terror nocturno es un trastorno del sueño parecido a una pesadilla, pero mucho más espectacular. Se caracteriza por un terror extremo y un estado de inhabilidad, donde la persona no tiene control total de sus movimientos.

Estos ocurren durante las fases 3 y 4 del sueño no REM. A diferencia de las pesadillas (que tienen lugar en la fase REM), un terror nocturno no es un sueño desde el punto de vista técnico, sino más bien una reacción de miedo que tiene lugar durante la transición de una fase de sueño a otra.

Durante estos episodios, el paciente puede incorporarse y sentarse en la cama súbitamente, llegando incluso a chillar o gritar como si estuviera muy angustiado. La respiración y el ritmo cardiaco se aceleran, empezando a sudar. A diferencia de las pesadillas, las cuáles pueden recordarse, el niño o el adulto no tienen ningún recuerdo del terror cuando se levanta a la mañana siguiente.

Criterios del DSM-IV para el diagnóstico de terrores nocturnos:
  • Episodios recurrentes de despertares bruscos, que se producen generalmente durante el primer tercio del episodio de sueño mayor y que se inician con un grito de angustia.
  • Aparición durante el episodio de miedo y signos de activación vegetativa de carácter intenso, por ejemplo, taquicardia, taquipnea y sudoración.
  • Se muestra una falta relativa de respuesta a los esfuerzos de los demás por tranquilizarle.
  • Existe amnesia del episodio: la persona no puede describir recuerdo alguno detallado de lo acontecido durante la noche.
  • Estos episodios provocan malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral, o de otras áreas importantes de la actividad de la persona.
  • La alteración no se debe a los efectos fisiológicos directos de una sustancia (p. ej., drogas, fármacos) o de una enfermedad médica.
Los terrores nocturnos están provocados por una hiperactivación del sistema nervioso central, el cuál regula la actividad cerebral durante el sueño y la vigilia. Aproximadamente el 80% de los niños que tienen terrores nocturnos tienen un pariente que también los experimentó, o bien que sufrió de sonambulismo durante la infancia.

Estos son relativamente poco frecuentes, afectando solamente a entre el 10% y el 15% de los niños. Suelen darse en aquellos de entre 3 y 10 años. Por lo que parece, es más frecuente en niños que en niñas. Sin embargo, también puede presentarse en adultos, aunque con menos frecuencia, especialmente en situaciones de tensión emocional o consumo de alcohol. 

En muchos casos, un niño que experimenta un terror nocturno necesita que le consuelen. Reducir el estrés o usar mecanismos de afrontamiento pueden reducir dichos episodios. La psicoterapia o la asesoría pueden llegar a ser necesarias en algunas ocasiones. La mayoría de los niños superan sus terrores nocturnos con el tiempo, reduciéndose generalmente a partir de la edad de 10 años.

A continuación dejo un vídeo en el que un especialista deja claras las diferencias existentes entre los conceptos de miedos, pesadillas y terrores nocturnos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario