domingo, 12 de abril de 2015

Trastorno de control de los impulsos: PIROMANÍA

Es un trastorno del control de los impulsos, focalizado en una conducta muy concreta y repetitiva, en el cual la persona siente impulsos irrefrenables por iniciar fuego. Esto no lo hace con intención de causar daños o buscar beneficios, sino porque le produce una liberación de tensiones y satisfacción al ver cómo se va consumiendo lo que ha quemado.

A día de hoy no se sabe mucho sobre la piromanía ni de la cantidad de gente que lo padece, pero sí que afecta en mayor grado a los hombres y que su origen es desconocido. Suelen presentar sentimientos de tristeza, soledad e ira.

Se trata de un comportamiento crónico y autoalimentado, basado en una conducta repetitiva que va aumentando en intensidad y extensión del incendio, debido al goce que supone quemar cosas.


Entre los síntomas más destacados encontramos: interés o admiración por el mundo del fuego y las profesiones que tienen que ver con este elemento, necesidad de quemar algo (generando una gran tensión debido al deseo irrefrenable por hacerlo), admiración por el fuego creado por otros pirómanos, aproximación al fuego y a sus propios incendios, y ausencia de remordimiento al llevar a cabo este tipo de conductas.

Respecto al tratamiento de este trastorno, una de las mayores dificultades es que el pirómano solicite ayuda. A pesar de haber podido poner en peligro la vida de otras personas y de saber que lo que está haciendo está mal, el pirómano no suele sentir arrepentimientos. Una vez que ha acudido, el primer objetivo es tratar de fomentar el control de los impulsos y el autocontrol.

Desde el punto de vista legal, el pirómano es considerado un delincuente.

El caso más emblemático que se conoce acerca de este trastorno es el de un capitán e inspector de bomberos estadounidense, el cuál de camino al trabajo se dedicaba a tirar cigarros y bombas incendiarias por la ventanilla de su coche para provocar el incendio de los matorrales.

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