Este, también denominado parasitosis ilusoria, es un
desorden emocional caracterizado por una creencia de que muy pequeños y casi invisibles
insectos o ácaros están viviendo en su piel o en su cuerpo. Aparentemente, esta
parasitosis es un verdadero convencimiento, resultando imposible encontrar una
evidencia científica que pueda hacer entender al paciente que en realidad no
tiene infestación alguna.
Este síndrome ha sido estudiado durante años por los
científicos. El estudio de numerosos casos nos ha dado las claves de cómo son
las personas que lo sufren. Generalmente, el paciente característico suele ser
una mujer mayor.
La mayoría de los pacientes suelen tener como principal
queja que numerosos insectos caminan o se introducen en su piel. Pueden
observarse manchas y marcas en la piel, pero el paciente puede habérselas
provocado él mismo tras rascarse.
Una de las características más destacadas de esta
parasitosis es la absoluta convicción del paciente de saber qué es lo que le
está ocurriendo. Varios acontecimientos, como por ejemplo un luto familiar, una
inundación o el haber estado muy cerca de algún animal parasitado han sido
nombrados como factores contribuyentes.
Algunas veces, la presencia de una infestación real de
insectos puede llegar a desencadenar la ilusión. Por ejemplo, si alguien que
tiene un perro dentro de su casa encuentra pulgas, puede llegar a sentir unas
misteriosas picaduras incluso después de haber sido estas eliminadas.
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