La compra impulsiva se caracteriza por la necesidad
irresistible de comprar de forma masiva objetos no necesarios acompañados de
sentimientos de ansiedad, irritabilidad o malestar, así como consecuencias
negativas tales como el endeudamiento. Tras la compra la persona siente un gran
alivio momentáneo acompañado de sentimientos de culpabilidad.
Es un trastorno que afecta con mucha más frecuencia a las
mujeres que a los hombres. Las personas que lo padecen suelen tener
dificultades para distinguir entre deseo y necesidad. Suele aparecer durante la
adolescencia o alrededor de los 20 años.
Algunos de los síntomas que pueden desarrollar las personas
afectadas son:
1. Presencia de impulsos excesivos y
recurrentes por comprar, que pueden dar lugar a problemas personales y
familiares.
2. Impulsividad y repetición de la conducta
de compra, pese a las consecuencias negativas que trae esta conducta para la
persona (endeudamiento...)
3. Necesidad urgente e irreprimible de
comprar.
4. Intentos fracasados de controlar gastos.
5. La existencia de consecuencias negativas
para la persona tales como agotamiento marcado, deterioro social o laboral y problemas
financieros o familiares.
Las causas
que pueden dar origen al mismo suelen ser tristeza, soledad o frustración.
Respecto al
tratamiento se suelen llevar a cabo terapias tanto individuales o de grupo, sin
embargo la que más se suele utilizar es la terapia cognitivo-conductual cuyo
objetivo va encaminado a reducir esos impulsos espontáneos e incontrolados de
comprar cualquier tipo de objeto.
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