La bulimia nerviosa es un trastorno de la conducta
alimenticia, la cuál consiste en una falta de control sobre la comida,
ingiriendo grandes cantidades de esta en un corto periodo de tiempo. Además,
está acompañada de actividades compensatorias, donde los vómitos y laxantes son
los protagonistas.
Dicho trastorno se presenta mayoritariamente en mujeres (90%
de los casos), siendo común entre los adolescentes y el inicio de la edad
adulta.
Aún no se ha conseguido encontrar una causa concreta que
origine este trastorno. Sin embargo, existen varios factores que pueden
desencadenarlo. Uno de ellos es la baja autoestima, la cual puede conducir a
una preocupación excesiva por el aspecto físico. Otro es la presión ocasionada
por los patrones de belleza considerados ideales por la sociedad, los cuales
hacen creer que es necesario estar delgado para ser aceptado. Por último,
encontramos la anorexia, la cual es una falta de percepción de la imagen
corporal, creyendo estar gordo cuando en realidad estás en tu peso normal.
Dicho trastorno se está convirtiendo en un grave problema de
salud pública, ya que afecta a más del 2% de la población de entre 14 y 18
años. Es algo que a menudo encontramos infravalorado, ya que los afectados
tienden a esconderlo y a no buscar ayuda, por lo que muchos aún no han sido
diagnosticados. El paciente con bulimia no suele presentar grandes variaciones
de peso, por lo que es complicado que las personas de su alrededor sean capaces
de detectarlo. Sin embargo, tiene graves consecuencias para la salud, entre las
que encontramos deshidratación, lesiones en la garganta, deterioro del esmalte
dental, osteoporosis, desinterés por las relaciones sociales, ansiedad,
depresión, alteraciones en el metabolismo e incluso riesgo elevado de suicidio.
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