La pérdida de un ser querido afecta a las personas de mayor
o en menor medida, provocando así situaciones de estrés, generando así una
depresión.
Los síntomas más comunes en este trastorno, son la tristeza,
el insomnio, el llanto, la irritabilidad, falta de concentración y la
autoculpa. Dependiendo de la persona y de la cercanía de la persona perdida,
los síntomas son diferentes agravando o inhibiendo dichos síntomas. En
ocasiones el dolor que sienten las personas es tan insoportable, que llegan a
quitarse la vida, aunque estos sucesos suelen estar generados junto con otro
tipo de trastornos como el trastorno de dependencia dentro de una pareja.
La dificultad para llevar la pérdida es lo que genera dichos
síntomas, por ellos los psicólogos buscan tratamientos que se basen en
facilitar ese trámite. La mayor dificultad que se presenta para los
especialistas, es que el duelo, jamás va a desaparecer. Tratan de adaptar a las
personas al nuevo entorno que se ha creado con la pérdida de dicha
persona. Las manifestaciones de duelo
son vitales para facilitar el proceso. Es por ello de la existencia de
funerales.
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