lunes, 30 de marzo de 2015

Trastornos sexuales: FETICHISMO

El fetichismo es una parafilia que consiste en la excitación erótica y el logro del orgasmo a través de un objeto fetiche (como una prenda de vestir o una parte del cuerpo particular). Es considerado una práctica inofensiva, salvo en los casos en los que provoque malestar clínico a la persona que lo padece o a terceras. Los objetos fabricados con el objetivo de la estimulación no se consideran objetos fetiches.

Los objetos fetiches más frecuentes suelen ser los elementos de vestir tanto masculinos como femeninos, incluyendo bragas, sujetadores, calzoncillos, medias, guantes, corbatas, ropa deportiva, etc. Para el fetichista estos objetos son muchos más excitantes si la persona ya los ha llevado puestos. Es cierto que estos objetos pueden resultar excitantes para muchas personas, ya que reflejan la imagen del cuerpo del sujeto. Sin embargo, para el fetichista son muchos más excitantes que la propia persona.

El DSM-IV clasifica esto como una enfermedad siempre y cuando sea una conducta recurrente durante al menos 6 meses, influyendo en la vida social del sujeto. En el caso de que esto último no suceda, se considera simplemente como una manifestación de su sexualidad.

El perfil de un fetichista suele ser el de un individuo solitario y reprimido, cuyos sentimientos no son compartidos con nadie y quien evita el contacto físico con una persona, ya que le causa angustia.

Como sucede en muchas parafilias, si el objeto se utiliza como algo externo y complementario a la relación, puede jugar un papel importante, enriqueciéndola. Sin embargo, si el fetiche es el único medio para obtener la satisfacción sexual, estamos ante un problema que requiere ayuda profesional. En este tratamiento se busca controlar la angustia que lo lleva a desencadenar la parafilia, al tiempo que el paciente puede establecer relaciones de pareja.

El origen de estas conductas puede ser determinado por diferentes causas, aunque no están claramente establecidas. Algunas situaciones dadas en la infancia podrían actuar como precursoras para desarrollar este tipo de conductas fetichistas:
  • Problemas psicológicos y pobre autoestima, que dificulta poder establecer relaciones interpersonales.
  • Traumas psicosexuales, como haber sufrido abuso sexual.
  • Aprendizaje sexual relacionado con experiencias de castigos y humillación por parte de los padres.
Sea cual fuere el origen, en su mayoría son motivo de un aprendizaje desviado, que se ha adquirido en una edad temprana y consolidado en la edad adulta. Estos comportamientos son potencialmente modificables recurriendo a un tratamiento de psicoterapia de orientación sexual.

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